David B. Church, BVSc, PhD, MACVSc, MRCVs, ILTM
Traducción: Alejandro Flores A. VetLabEn contraste con el perro, cuya enfermedad tiroídea más común es el hipotiroidismo, para el gato la enfermedad de la glándula tiroides más frecuente es el hipertiroidismo o tirotoxicosis.
Desde los primeros informes clínicos de la tirotoxicosis felina, en 1979, esta condición ha sido reconocida con una frecuencia creciente. La explicación de este aumento en la prevalencia sigue siendo incierta, pero parece poco probable que se deba únicamente a un mayor reconocimiento o al aumento en la expectativa de vida del gato doméstico. Cualesquiera sean las razones, parece ser que éstas sólo influyen en los felinos y no a la población canina, porque la tirotoxicosis sigue siendo un trastorno muy poco común en los perros. El hipertiroidismo felino resulta del desarrollo espontáneo de los nódulos de una glándula tiroides hiperfuncional, y no está necesariamente asociada con una neoplasia tiroídea maligna. Un problema similar se presenta en humanos, bajo el nombre de “bocio nodular tóxico ". Aunque existen algunas similitudes entre la enfermedad en el hombre y la de los gatos, también existen algunas diferencias significativas. La glándula tiroides del gato hipertiroídeo contiene uno o varios nódulos grandes de funcionamiento autónomo. Al parecer, ni el crecimiento ni la hiperfunción de estos nódulos depende de estimuladores extratiroídeos circulantes. La lesión de base parece ser una excesiva capacidad de crecimiento intrínseco de algunas células.
Desde los primeros informes clínicos de la tirotoxicosis felina, en 1979, esta condición ha sido reconocida con una frecuencia creciente. La explicación de este aumento en la prevalencia sigue siendo incierta, pero parece poco probable que se deba únicamente a un mayor reconocimiento o al aumento en la expectativa de vida del gato doméstico. Cualesquiera sean las razones, parece ser que éstas sólo influyen en los felinos y no a la población canina, porque la tirotoxicosis sigue siendo un trastorno muy poco común en los perros. El hipertiroidismo felino resulta del desarrollo espontáneo de los nódulos de una glándula tiroides hiperfuncional, y no está necesariamente asociada con una neoplasia tiroídea maligna. Un problema similar se presenta en humanos, bajo el nombre de “bocio nodular tóxico ". Aunque existen algunas similitudes entre la enfermedad en el hombre y la de los gatos, también existen algunas diferencias significativas. La glándula tiroides del gato hipertiroídeo contiene uno o varios nódulos grandes de funcionamiento autónomo. Al parecer, ni el crecimiento ni la hiperfunción de estos nódulos depende de estimuladores extratiroídeos circulantes. La lesión de base parece ser una excesiva capacidad de crecimiento intrínseco de algunas células.
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