La atrofia severa del páncreas exocrino es la causa más común de EPI y se presenta con hallazgos patológicos típicos: tejido delgado y transparente a través del cual se observan las estructuras glandulares anormales. Para el diagnóstico de EPI se han utilizado métodos indirectos, como la detección de alimentos no digeridos en las heces; la determinación de la actividad fecal de enzimas proteolíticas (tripsina fecal); la prueba de tolerancia al almidón y la evaluación de la absorción grasa. No obstante, estas pruebas son poco sensibles o específicas. El análisis de la actividad de las enzimas pancreáticas en el líquido intestinal, tras la administración oral del substrato de quimotripsina bentiromida (ácido N-benzoil-Lp-aminobenzoico: BT-P ABA) es un método confiable, pero es una prueba extensa e invasiva.
Las células acinares pancreáticas producen las enzimas digestivas que son secretadas hacia el duodeno como zimógenos inactivos. Estos zimógenos pancreáticos (tripsinógeno, quimiotripsinógeno y análogos) son constituyentes sanguíneos normales y se encuentran en cantidades trazables en el suero, y reaccionan en conjunto con anticuerpos monoclonales, recibiendo la denominación de TLI (Trypsin Like Immunoreactivity). Estos zimógenos son producidos y almacenados sólo en las células acinares pancreáticas, por lo que la TLI es un marcador órgano específico. Este fundamento ha permitido desarrollar métodos de análisis efectivos para el diagnóstico de EPI canina, como el el ensayo inmunoenzimático quimioluminiscente en fase sólida utilizado en nuestro laboratorio (Immulite Canine TLI ®).
Se ha confirmado que la TLI se eleva en la sangre después de las comidas, aunque estos valores suelen ser menores al límite superior del rango de referencia. No obstante, en pacientes con una pérdida moderada del tejido acinar pancreático, estos aumentos transitorios pueden interpretarse como normales en pacientes con EPI incipiente. Por esta razón, se requiere ayuno estricto de 6 a 8 horas previo a la toma de muestra para el análisis.
Si bien la vida media de la TLI en la circulación es corta (menos de 20 minutos), es muy estable en el suero o el plasma, hasta 7 días de almacenamiento con refrigeración. En el suero no se ve afectada por la congelación prolongada a -20°C. La medición cuantitativa de TLI es confiable para diferenciar del EPI de otras causas de malabsorción, como la enfermedad del intestino delgado. Una vez diagnosticada la EPI, la TLI puede servir de control o monitoreo efectivo en perros y gatos que están en tratamiento de suplementación con enzimas pancreáticas.
Las células acinares pancreáticas producen las enzimas digestivas que son secretadas hacia el duodeno como zimógenos inactivos. Estos zimógenos pancreáticos (tripsinógeno, quimiotripsinógeno y análogos) son constituyentes sanguíneos normales y se encuentran en cantidades trazables en el suero, y reaccionan en conjunto con anticuerpos monoclonales, recibiendo la denominación de TLI (Trypsin Like Immunoreactivity). Estos zimógenos son producidos y almacenados sólo en las células acinares pancreáticas, por lo que la TLI es un marcador órgano específico. Este fundamento ha permitido desarrollar métodos de análisis efectivos para el diagnóstico de EPI canina, como el el ensayo inmunoenzimático quimioluminiscente en fase sólida utilizado en nuestro laboratorio (Immulite Canine TLI ®).
Se ha confirmado que la TLI se eleva en la sangre después de las comidas, aunque estos valores suelen ser menores al límite superior del rango de referencia. No obstante, en pacientes con una pérdida moderada del tejido acinar pancreático, estos aumentos transitorios pueden interpretarse como normales en pacientes con EPI incipiente. Por esta razón, se requiere ayuno estricto de 6 a 8 horas previo a la toma de muestra para el análisis.
Si bien la vida media de la TLI en la circulación es corta (menos de 20 minutos), es muy estable en el suero o el plasma, hasta 7 días de almacenamiento con refrigeración. En el suero no se ve afectada por la congelación prolongada a -20°C. La medición cuantitativa de TLI es confiable para diferenciar del EPI de otras causas de malabsorción, como la enfermedad del intestino delgado. Una vez diagnosticada la EPI, la TLI puede servir de control o monitoreo efectivo en perros y gatos que están en tratamiento de suplementación con enzimas pancreáticas.
En pancreatitis, el diagnóstico mediante la TLI tiene un enfoque distinto, puesto que su elevación por sobre el valor de referencia ocurre en los 2-3 primeros días de evolución, siendo de utilidad en el diagnóstico precoz de la enfermedad y es fundamental para el pronóstico. Se recomienda usar TLI en conjunto con otras pruebs pancreáticas (lipasa y amilasa), lo que ayuda a precisar el diagnóstico.
Los perros sanos tienen una concentración sérica de TLI de 5,0 a 35,0 ng/ml, mientras. que los perros con EPI en fase terminal, tienen niveles anormalmente bajos (<>
Los perros sanos tienen una concentración sérica de TLI de 5,0 a 35,0 ng/ml, mientras. que los perros con EPI en fase terminal, tienen niveles anormalmente bajos (<>