Sunday, February 20, 2011

INSUFICIENCIA PANCREÁTICA EXOCRINA (EPI) EN PERROS

FISIOLOGÍA: El páncreas secreta una importante batería de enzimas, que en conjunto tienen la capacidad de reducir prácticamente todas las macromoléculas digeribles para permitir su absorción por el intestino. El tripsinógeno y el quimotripsinógeno se liberan al lumen del intestino delgado, donde se transforman en sus formas activas para la digestión de proteínas. El tripsinógeno es activado por la enzima enteroquinasa que está en la mucosa intestinal. La tripsina, a su vez, activa al quimotripsinógeno y a las moléculas análogas del tripsinógeno. El resultado neto es una actividad explosiva de las proteasas liberadas a las secreciones pancreáticas que llegan al intestino delgado. Tripsina y quimotripsina reducen las proteínas en péptidos medianos pequeños, pero no pueden digerir las proteínas y péptidos a aminoácidos individuales. Otras proteasas del páncreas, como la carboxipeptidasa, tienen esta capacidad, aunque la digestión final de los péptidos en aminoácidos es principalmente realizada por las peptidasas de las células epiteliales superficiales del intestino delgado.

FISIOPATOLOGÍA: EPI (Exocrine Pancreatic Insufficiency), o Insuficiencia Pancreática Exocrina, es una patología que se manifiesta por la incapacidad de las células acinares del páncreas exocrino para producir y secretar los 3 sistemas enzimáticos necesarios para la digestión de los alimentos: La amilasa para la digestión de los carbohidratos (azúcares y almidones de cereales, frutas y hortalizas); Las lipasas para la digestión de las grasas y aceites; La tripsina y proteasas para la digestión de las proteínas. EPI es referida a veces como una hipoplasia del páncreas o del tejido acinar. También puede ser una condición secundaria a una enfermedad crónica, como la pancreatitis crónica. Sin la actividad de estas enzimas, el resultado es una malabsorción con presencia de restos de alimentos sin digerir en las deposiciones del perro, el que si bien ingiere gran cantidad de alimentos, está permanentemente desnutrido. Sin un tratamiento adecuado, el paciente puede literalmente morir de hambre y desnutrición. Con EPI, los órganos inmunológicos, nerviosos y todos los otros sistemas del organismo pueden verse comprometidos en distintos grados. La falta de nutrientes generalmente provoca cambios el temperamento del animal, lo que puede expresarse como miedo y/o agresión. EPI es una enfermedad devastadora y a menudo mal diagnosticada. Los síntomas suelen no aparecer sino hasta que el 80% a 95% de las células acinares están dañadas. Además no todos los perros muestran una evolución clara de signos y síntomas y es una enfermedad que afecta a todas las razas.

SIGNOS Y SÍNTOMAS. Los más comunes son:

• Gradual enflaquecimiento a pesar de un apetito voraz.
• Defecar con mucha frecuencia, a veces cada media hora.
• Deposición grasa (esteatorrea), amarillenta o grisásea, voluminosa.
• Comer sus propias heces (coprofagia) u otras sustancias inapropiadas
• Aumento de los ruidos abdominales
• Aumento de la flatulencia y vómitos ocasionales.

Saturday, February 19, 2011

DIAGNÓSTICO DE INSUFICIENCIA PANCREÁTICA EXOCRINA (EPI) MEDIANTE TLI EN PERROS.


La atrofia severa del páncreas exocrino es la causa más común de EPI y se presenta con hallazgos patológicos típicos: tejido delgado y transparente a través del cual se observan las estructuras glandulares anormales. Para el diagnóstico de EPI se han utilizado métodos indirectos, como la detección de alimentos no digeridos en las heces; la determinación de la actividad fecal de enzimas proteolíticas (tripsina fecal); la prueba de tolerancia al almidón y la evaluación de la absorción grasa. No obstante, estas pruebas son poco sensibles o específicas. El análisis de la actividad de las enzimas pancreáticas en el líquido intestinal, tras la administración oral del substrato de quimotripsina bentiromida (ácido N-benzoil-Lp-aminobenzoico: BT-P ABA) es un método confiable, pero es una prueba extensa e invasiva.
Las células acinares pancreáticas producen las enzimas digestivas que son secretadas hacia el duodeno como zimógenos inactivos. Estos zimógenos pancreáticos (tripsinógeno, quimiotripsinógeno y análogos) son constituyentes sanguíneos normales y se encuentran en cantidades trazables en el suero, y reaccionan en conjunto con anticuerpos monoclonales, recibiendo la denominación de TLI (Trypsin Like Immunoreactivity). Estos zimógenos son producidos y almacenados sólo en las células acinares pancreáticas, por lo que la TLI es un marcador órgano específico. Este fundamento ha permitido desarrollar métodos de análisis efectivos para el diagnóstico de EPI canina, como el el ensayo inmunoenzimático quimioluminiscente en fase sólida utilizado en nuestro laboratorio (Immulite Canine TLI ®).

Se ha confirmado que la TLI se eleva en la sangre después de las comidas, aunque estos valores suelen ser menores al límite superior del rango de referencia. No obstante, en pacientes con una pérdida moderada del tejido acinar pancreático, estos aumentos transitorios pueden interpretarse como normales en pacientes con EPI incipiente. Por esta razón, se requiere ayuno estricto de 6 a 8 horas previo a la toma de muestra para el análisis.
Si bien la vida media de la TLI en la circulación es corta (menos de 20 minutos), es muy estable en el suero o el plasma, hasta 7 días de almacenamiento con refrigeración. En el suero no se ve afectada por la congelación prolongada a -20°C. La medición cuantitativa de TLI es confiable para diferenciar del EPI de otras causas de malabsorción, como la enfermedad del intestino delgado. Una vez diagnosticada la EPI, la TLI puede servir de control o monitoreo efectivo en perros y gatos que están en tratamiento de suplementación con enzimas pancreáticas.
En pancreatitis, el diagnóstico mediante la TLI tiene un enfoque distinto, puesto que su elevación por sobre el valor de referencia ocurre en los 2-3 primeros días de evolución, siendo de utilidad en el diagnóstico precoz de la enfermedad y es fundamental para el pronóstico. Se recomienda usar TLI en conjunto con otras pruebs pancreáticas (lipasa y amilasa), lo que ayuda a precisar el diagnóstico.
Los perros sanos tienen una concentración sérica de TLI de 5,0 a 35,0 ng/ml, mientras. que los perros con EPI en fase terminal, tienen niveles anormalmente bajos (<>